Estrés y carga de trabajo

El estrés en los sistemas modernos

Los sistemas complejos modernos exigen elevadas demandas de la persona: a menudo se introducen nuevas tecnologías para aliviar unas exigencias muy elevadas o para dar respuesta a una elevada demanda de producción. Sin embargo un exceso de automatización puede comportar la exclusión del ser humano del conjunto operativo y, a pesar de ello, no reducir la carga de trabajo, sino que puede dar lugar a niveles de exigencia y estrés que van más allá de las capacidades humanas, en concreto, de las capacidades cognitivas y de toma de decisiones.

estrés y carga de trabajo

Así pues, nos encontramos en una situación en la que el desempeño del trabajo exige un estado de atención (capacidad de «estar alerta») y de concentración (capacidad de estar pendiente de una actividad o un conjunto de ellas durante un periodo de tiempo) y, cuando se realiza conscientemente y con cierta continuidad, da lugar a la carga mental. La propia tarea puede exigir una atención y concentración elevadas en función de la cantidad de señales que deben atenderse, las inferencias que deben realizarse, el nivel de precisión de la respuesta, etc. A estos factores de la tarea hay que añadir los aspectos organizativos, especialmente los que se refieren a la organización del tiempo de trabajo (ritmos, pausas…). Bajo este punto de vista, podemos definir la carga mental como la cantidad de esfuerzo deliberado que debemos realizar para conseguir un resultado concreto.

Si el nivel de esfuerzo requerido está equilibrado con las capacidades personales, puede hablarse de una franja de activación óptima, que asegura la eficiencia funcional. Pero cuando el trabajo exige el mantenimiento constante de un determinado grado de esfuerzo aparece la fatiga. Esta fatiga podemos considerarla normal cuando el descanso (sueño, pausas, etc.) permite una adecuada recuperación. Los síntomas de esta fatiga, que se siente durante el trabajo o enseguida después de haberlo finalizado, son: sensación de cansancio, somnolencia, alteraciones en la capacidad de atención y de la precisión de movimientos, y se traduce en variaciones del rendimiento, de la actividad, de los errores, etc. Así, podemos definir la fatiga mental como la alteración temporal de la eficiencia funcional de la persona. Esta alteración está en función de la actividad previa (esfuerzo mental realizado: atención, concentración, memoria, etc.) y de su estructura temporal. Cuando la fatiga no se recupera solamente con el sueño o las pausas, estamos en condiciones de trabajo que requieren de una recuperación cognitiva generada por medio de otras técnicas, como puede ser la Neuromeditación.

Indicadores de estrés y de carga mental

Para valorar la carga mental de trabajo, se puede partir del supuesto de que ésta representa el coste que supone para el componente humano el conseguir un determinado nivel de rendimiento. La experiencia subjetiva de carga resume las influencias de diversos factores además de las demandas objetivas impuestas por la tarea. Así pues, la carga no es una característica inherente a la tarea sino que es el resultado de la interacción entre los requerimientos de la tarea, las circunstancias bajo la que se desarrolla y las capacidades, conductas y percepciones del trabajador.

Las consecuencias de las exigencias mentales sobre las personas dependen de sus recursos personales para dar respuesta a estas exigencias. Las capacidades de memoria, razonamiento, percepción, etc., así como la experiencia y la formación son recursos que varían de una persona a otra y que también van cambiando en una misma persona en distintos momentos de su vida. Por eso, para la estimación de la fatiga mental suelen utilizarse indicadores fisiológicos (presión sanguínea, electroencefalograma, frecuencia cardiaca), de conducta (referidos a la tarea primaria, como por ejemplo el tiempo de reacción, errores, olvidos, modificaciones del proceso operatorio, etc., y a la tarea secundaria o a conductas asociadas a la fatiga) y psicológicos (memoria, atención, coordinación visomotora, etc.). Por consiguiente, el método de recuperación cognitiva que utilicemos habrá de atender a dichos indicadores y deberá reducir sus niveles hasta optimizar de nuevo las capacidades desactivadas por la fatiga.

Las personas que practican la Neuromeditación para conseguir la recuperación cognitiva alcanzan niveles mayores de coherencia cerebral, de inteligencia, de memoria, de creatividad, de atención, de gestión personal, de empatía y compasión, de equilibrio emocional, de análisis y comprensión. Y estos logros van acompañados de la disminución del estrés (y como consecuencia la disminución de olvidos y errores), de la reducción de la presión cardiaca, de la mejora del sistema inmunológico y del metabolismo, de la mejora o recuperación del sueño y, en general, de una mayor vitalidad y motivación. Sin duda, todo ello revierte, además de en la recuperación cognitiva y así de la disminución de la carga mental personal, en la mejora de los efectos perjudiciales de las influencias externas sobre los trabajadores.

Métodos de análisis

Los métodos de análisis tienen en cuenta la atención y la toma de decisiones y permiten estimar la atención teniendo en cuenta cinco aspectos:

  • Las presiones de tiempo.
  • El esfuerzo de atención.
  • La fatiga percibida.
  • La cantidad y complejidad de la información.
  • La percepción subjetiva acerca de la dificultad que la tarea supone para la persona.

En particular, para valorar el esfuerzo de atención se tiene en cuenta la intensidad de la misma y el tiempo que debe mantenerse, así como los errores (su frecuencia y sus consecuencias), pues pueden incrementar las exigencias de atención. Las presiones de tiempo se estiman a través del tiempo que se asigna para el desempeño de las diversas actividades del trabajo, la posibilidad de hacer pausas a lo largo de la jornada de trabajo y el tratamiento que se haga con los retrasos en la actividad. La fatiga percibida y la percepción subjetiva de la dificultad del trabajo modulan la información anterior obteniéndose un valor global de carga de trabajo mental. Dadas estas estimaciones, la recuperación cognitiva como medio para la gestión del estrés y de la carga mental de trabajo por medio de la Neuromeditación se propone como un método adecuado pues, en sí misma, es un entrenamiento de la atención.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *