
Creatividad e innovación en las empresas
En nuestro desempeño profesional y actividad personal damos mucha importancia a la facultad de la atención. Y es acertado. No obstante, no debiéramos caer en la interpretación que nos lleve a pensar que la atención focalizada y dirigida hacia objetivos es más valiosa que la atención abierta y espontánea. Podría ocurrir que una creencia en que la atención debe hallarse al servicio de la solución de problemas o del logro de objetivos soslaye la fertilidad de una mente moviéndose a su propio aire. Por tanto, conviene que revisemos nuestras creencias al respecto para aceptar que, si bien una mente errante puede alejarnos de lo que nos importa, también puede acercarnos a lo que nos interesa, como la creatividad y la innovación.
La creatividad y el pensamiento espontáneo
Parece que, según las investigaciones, resulta imposible instruir a alguien para que tenga un pensamiento espontáneo, es decir, para que haga que su mente divague. El impulso interior que nos llevaría a alejarnos del esfuerzo concentrado es tan intenso que los científicos cognitivos han acabado considerando la mente errante como la modalidad “por defecto” del cerebro, el sistema que opera siempre que no nos hallamos sumidos en ninguna tarea mental. Las investigaciones de imagen cerebral realizadas han identificado, cuando nuestra mente se aleja de la tarea que estamos realizando, una activación de los circuitos correspondientes, que se hallan en la región medial de la corteza prefrontal.
El escáner cerebral revela que las dos regiones cerebrales que se mantienen activas en la mente a la deriva son la franja medial y el sistema ejecutivo de la corteza prefrontal. La primera no llama la atención, y la segunda supone un shock pues se considera crucial para mantenernos concentrados en una determinada tarea. ¿Cómo es esto posible? Los investigadores concluyen de momento que la mente errante (ese estado en el que la mente divaga, “rumiando”, dando vueltas a las cosas) obstaculiza el desempeño porque dedica el sistema ejecutivo a menesteres ajenos a los que en ese instante importan. La mente errante, entonces, nos conduce hacia los lugares a los que suele encaminarse: nuestras preocupaciones y asuntos personales sin resolver o a las cuestiones que estamos tratando de desentrañar. Por eso, por más que la mente errante influya en el foco de atención inmediato de la tarea que estamos llevando a cabo, no deja de hallarse también al servicio de la solución de problemas que afectan a nuestra vida.
Una mente a la deriva libera muchos juegos de creatividad. Cuando nuestra mente divaga, mejora nuestra creatividad y nuestra capacidad de cuestiones que dependen del destello de la intuición, desde ingeniosos juegos de palabras hasta invenciones y pensamientos originales. De hecho, las personas muy diestras en tareas mentales que exigen control cognitivo y poseedoras de una boyante memoria operativa, que les permite resolver complejos problemas matemáticos, pueden tener problemas si no saben desconectar su atención concentrada con las intuiciones y la creatividad.
La mente creativa es un don sagrado y la mente racional un sirviente fiel. (Albert Einstein)
Entre las funciones positivas que podemos señalar de la mente errante se hallan las siguientes:
- Proporcionar un refrescante descanso a los circuitos destinados a una concentración más intensa.
- La generación de escenarios futuros.
- La reflexión sobre uno mismo.
- La navegación a través de las complejidades del mundo social.
- El incremento de la creatividad y la incubación de ideas creativas.
- La flexibilidad de la concentración.
- La ponderación de lo que estamos aprendiendo.
- La organización de nuestros recuerdos.
- La reflexión sobre nuestra vida.
- Recordar las cosas que tenemos que hacer para no vernos arrastrados por la corriente de la mente.
- Entretenernos.
La creatividad
Todos tenemos, probablemente, experiencia de haber disfrutado de un tiempo de relajación (vacaciones, retiros profesionales o personales…) en el que, bien como algo pretendido, bien como, sencillamente, algo que ha emergido espontáneamente, han aparecido nuevas ideas, perspectivas, direcciones, etc. Es un espacio abierto en el que puede que hayamos encontrado respuestas que andábamos buscando, claves para caminos nuevos, invenciones, conexiones entre ideas que generan productos diferentes, comprensiones más profundas de las situaciones y de los entresijos de la vida… ¡Son momentos en los que nos sentimos inspirados! Son instantes en los que nos encontramos en un estado de “conciencia abierta” y creatividad.
Las nuevas ideas no pueden aflorar si no cuentan, por así decirlo, con permiso para ello. (Marc Benioff)
La conciencia abierta constituye una especie de trampolín mental para la creatividad y la comprensión inesperada. En la conciencia abierta no hay “abogado del diablo”, crítico ni juicio alguno, sino tan sólo una receptividad permeable a todo lo que aflora en la mente. Pero, una vez que hemos experimentado una gran intuición creativa, que hemos tenido un instante intenso de creatividad, tenemos que contemplar la “presa” concentrándonos en el modo de aplicarla. La conciencia abierta nos abre a nuevas posibilidades que, para llegar a utilizar adecuadamente, debemos luego perfeccionar.
Un modelo clásico de los estadios de creatividad señala la existencia de tres modalidades de atención diferentes:
- La orientación
Buscamos y nos sumergimos en todo tipo de datos.
- La atención selectiva
Ponemos atención en los retos de creatividad concretos.
- La conciencia abierta
Nos entregamos a la asociación libre hasta dar con la solución.
Y las investigaciones nos llevan a aprender algo sobre estos estadios. En un experimento en el que los voluntarios debían enfrentarse a la tarea de encontrar nuevos usos, las respuestas de aquellos cuyas mentes habían estado divagando fueron un 40% más original que las de quienes habían permanecido concentrados. Y cuando se pidió a personas de reconocido talento en términos de creatividad (como artistas e inventores, por ejemplo) que, descartando la información irrelevante, se centrasen en una tarea concreta, se descubrió que sus mentes pasaban más tiempo que las de los demás en la modalidad de funcionamiento abierto, un rasgo que pudo haber influido muy poderosamente en su faceta de creatividad.
Otro ejemplo de creatividad y pensamiento espontáneo lo encontramos en los raperos. Cuando éstos se hallan inmersos en su peculiar variedad asociativa de estilo libre, pueden improvisar letras en el momento. Al hacerlo, presentan una intensificación de la actividad, entre otros, de los circuitos asociados a la mente errante, lo que posibilita el establecimiento de nuevas conexiones entre redes neuronales muy alejadas.
En nuestros momentos de creatividad menos frenéticos, poco antes de la emergencia de una intuición creativa, el cerebro descansa sobre un foco abierto y relajado, que se caracteriza por la presencia de la predominancia de las ondas cerebrales de frecuencia alfa. Esto señala un estado de ensoñación cotidiana. Y es muy probable que, además, cuando el momento imaginario aflora en la mente, el cerebro genere un “pico de ondas de frecuencia gamma”. Ése es un fenómeno bien conocido por los neurocientíficos cognitivos que suele presentarse durante las intuiciones creativas y durar milisegundos. Sin embargo, el lugar en el que se produce el “pico gamma” durante una intuición de creatividad parece muy significativo, porque se trata de una región asociada a los sueños, las metáforas, la lógica del arte, el mito y la poesía. Todas ellas operan en el lenguaje del inconsciente, un dominio en el que todo es posible.
Dado que el cerebro almacena, en los circuitos de amplio alcance, diferentes tipos de información, una modalidad de conciencia abierta y errante aumenta la probabilidad de asociaciones y combinaciones nuevas que nos abran la puerta a la creatividad. La intuición creativa implica la articulación nueva y útil de elementos anteriormente desgajados.
Son muchas las ideas, los recuerdos y asociaciones que esperan ser realizadas. Pero la probabilidad de que la idea correcta conecte con el recuerdo correcto en el contexto correcto (y que todo ello suceda bajo el foco de la atención) se reduce drásticamente cuando estamos demasiado concentrados o demasiado distraídos para advertir su emergencia.
La generación de estados de creatividad
Así como el entrenamiento de la atención es fundamental para el alto rendimiento, la disminución del estrés y la felicidad, también es deseable el entrenamiento para generar estados mentales de creatividad.
El Professional Wellness Training del Instituto de Alto Rendimiento (IAR) así como el Training en Gestión del Talento se ocupan de ambos entrenamientos. Aprender cómo focalizar la atención ayuda en las empresas a aumentar la motivación, a disminuir el absentismo, el presentismo y el estrés, a mejorar la productividad y el rendimiento, a mejorar el clima laboral y la salud de los empleados, entre otras cosas. Y el entrenamiento de la conciencia abierta, es decir, el entrenamiento de estados mentales de creatividad y capacidad de gestión, ayuda en las empresas a mejorar la capacidad de innovación, a mejorar los procesos de toma de decisiones, a aumentar la creatividad, a aumentar la disposición del talento de los empleados y a incrementar la satisfacción de éstos por esa disposición y por su satisfacción al poder aumentar su contribución.
Atención y conciencia abierta son las dos caras del entrenamiento para la creatividad y la innovación en las organizaciones. Saber cómo gestionar nuestras tensiones y nuestros estados emocionales y mentales es la clave de la nueva competencia profesional: la habilidad del bienestar profesional y ejecutivo. Una competencia imprescindible en el mundo laboral y cada vez más demandada en el día a día organizacional.