Descansos efectivos en el trabajo: ¿cómo hacerlos?

La importancia de tomarse descansos durante la jornada laboral

Pausas en el trabajo_ por qué hacer el 'vago' te hará más productivo - elEconomi

Pausas en el trabajo – Ver el artículo en «elEconomista.es»

Todos sabemos que descansar es importante, más aún, imprescindible. Pero muchas personas no saben por qué. Y ello conduce, sin saberlo, a no ejercitarnos en el descanso, o a no ejercitarnos adecuadamente en el descanso con demasiada frecuencia. Es importante tomarse descansos en el trabajo, porque de ellos dependen el rendimiento de nuestro desempeño profesional y nuestro bienestar. Expresado de forma sencilla: se puede decir que, de las pausas en el trabajo y de los descansos que hagamos, así como de su calidad, depende la disponibilidad de nuestro talento.

De los descansos dependen el talento, el rendimiento y el bienestar

Sin descansos no hay talento

Cuando no descansamos lo suficiente y cuando no lo hacemos de la manera adecuada, la disponibilidad de nuestro talento disminuye. Conforme a la descripción del talento que utilizo en mis libros, podemos referirnos a éste como el conjunto de habilidades innatas o adquiridas, patentes y/o latentes, relacionadas con las diversas facetas de la vida. Seguramente, todos tenemos la experiencia de haber pasado una mala noche y haber tenido que trabajar al día siguiente. Cuando esto nos ocurre, no perdemos nuestro talento, pero sí disminuye su disponibilidad. Seguimos sabiendo hacer las cosas como siempre, pero no nos salen igual.

Esto es sólo un ejemplo que permite a cada persona fabricar su imagen mental que, al revivirla, ayuda a conectar con aquellas sensaciones corporales y con los pensamientos y mensajes que internamente se decía es esa o esas situaciones en las que las habilidades, que tan bien hemos llevado a la acción otros días, no se plasman en nuestro trabajo como siempre. Yo digo que las habilidades son las expresiones y las manifestaciones de nuestro talento: son el cauce por el que nuestro talento disponible se convierte en acción. Y es fácil pensar en habilidades típicas como la comunicación, el trabajo en equipo o la planificación. Sin embargo, cuando la disponibilidad de nuestro talento disminuye, disminuyen también habilidades como la empatía, la concentración, el liderazgo, la tolerancia…

Sin talento no hay ni rendimiento ni bienestar

Por tanto, hablar de la disminución de la disponibilidad del talento, es referirse a un menor rendimiento. ¡Y ojalá todo terminase ahí! Un menor rendimiento, con mucha frecuencia, conduce a una disminución de la autoestima, de la motivación, de la resistencia a la frustración, de la actitud de servicio, de la resiliencia, del optimismo, de la adaptabilidad, de la sensibilidad, etc. Y todo ello, y muchas cosas más, son causas de un menor bienestar. Y lo más trágico es que, un menor bienestar (de la misma manera que nos ocurre cuando estamos cansados) conlleva un menor rendimiento. De esta manera, nos habremos introducido en un círculo vicioso del que únicamente se sale con pausas en el trabajo y descansos del trabajo.

Resumiendo, los descansos en el trabajo son importantes porque evitan la falta de disponibilidad del talento y nos ayudan a gestionar la caída del rendimiento y del bienestar.

¿Cómo deberían ser los descansos?

Desde mi punto de vista, lo más aconsejable es que las pausas y los descansos estén orientados a la gestión personal. Sin duda, hacer pausas en el trabajo para tomar un café, o mejor, para tomar algo de fruta, es recomendable, pero lo más interesante es hacer pausas en el trabajo para gestionar nuestro estado personal.

La gestión del cuerpo

Además de para reponer el agua que debemos estar bebiendo constantemente, es bueno que los descansos en el trabajo estén destinados a levantarnos (si trabajamos sentados), a movilizar el cuerpo en general, con algunos ejercicios para gestionar el estrés, las prisas, el agobio, la ansiedad… ¡Cuántas veces vivimos con la exigencia de que el trabajo tiene que estar hecho “para ayer”! Todo este estrés y ese agobio se quedan “atrapados” en el cuerpo en forma de tensiones y energía acumulada.

La gestión de la mente

Junto a la movilización del cuerpo, es aconsejable que la gestión se enfoque también en la mente. Aun sin darnos cuenta -y lo más habitual es que la gente no se dé cuenta-, nuestra mente cae en el “secuestro emocional”. Y cae en ello por las exigencias, las expectativas y las experiencias pasadas que inconscientemente revivimos en multitud de situaciones cada día y que nos hacen reconectar con estrés o agobio, con enfados, con frustraciones… Nuestra mente, asimismo, entra en “secuestro emocional” o neuronal por conflictos de valores que emergen entre compañeros, o por conflicto de valores entre nuestro desempeño y la empresa, o por creencias o convicciones que nos están limitando, o que cuestionan los acontecimientos.

La gestión del espíritu

Es conveniente, entonces, que los descansos en el trabajo enfocados a la gestión personal se destinen a movilizar el cuerpo para descargarlo de las tensiones y las energías atrapadas, a descansar la mente para salir del secuestro emocional, y, por último, a reconectar con nuestra esencia para generar congruencia interna. En definitiva, los descansos en el trabajo ayudan a regenerar la plenitud de nuestro talento, y así de nuestro rendimiento y de nuestro bienestar, cuando los dedicamos a alinear lo que hacemos, lo que pensamos y lo que somos. Dicho de otra manera: el alto rendimiento y la plenitud del bienestar dependen de la congruencia entre el cuerpo, la mente y el espíritu.

La Competencia del Bienestar Personal

Convencidos de la importancia de esta congruencia entre cuerpo, mente y espíritu, también en el trabajo, el Instituto de Alto Rendimiento es pionero en la propuesta de la Competencia del Bienestar Personal. Desde nuestro enfoque, la Competencia del Bienestar Personal (CBP) es una “competencia de fondo” que posibilita que cualquiera de las habilidades y competencias básicas estén disponibles, que nuestro talento esté disponible. Consideramos y proponemos que es imprescindible el entrenamiento y el desarrollo de la CBP como el cimiento del alto rendimiento profesional y de la felicidad en el trabajo y, en general, del desarrollo del talento en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

El entrenamiento de la CBP involucra facetas como la atención ejecutiva y la autoconciencia, la gestión de la tensión física, emocional y mental, el dominio de los patrones esenciales de la personalidad y la congruencia de la identidad. Y la práctica de la Neuromeditación, el método de meditación que he desarrollado, ayuda a todo ello.

Los descansos en el trabajo son la ocasión de poner en práctica la CBP (aunque lo estemos haciendo también mientras trabajamos). No cabe duda, por consiguiente, que es necesario que la empresa o la organización provea de espacios y tiempos para la gestión personal durante las pausas en el trabajo.

¿Y cómo no deberían ser los descansos?

Conociendo ya las características fundamentales de los descansos, las pausas en el trabajo no deberían ser “reuniones encubiertas” en torno a un café o la comida. Seguro que tenemos la experiencia de tomarnos ese café o de estar comiendo con compañeros de trabajo y haber terminado con más tensión corporal por aquello sobre lo que hemos hablado, y con un secuestro emocional mayor. Eso sin contar con que, probablemente, la comida no nos caerá todo lo bien que necesitaríamos, o ni siquiera la digeriremos bien. Y entonces tendremos que recurrir a algún tipo de fármaco para el estómago, el colon, la tensión, etc.

Tampoco ayuda nada juntarse con otras personas y hablar de cuestiones de trabajo o acerca de las relaciones con compañeros o compañeras, y mucho menos si es para criticar o quejarse… No puedo quitarme de la cabeza a las personas que no saben hablar más que de su trabajo, y que, incluso, te enseñan sus mails del trabajo mientras estás descansando. ¿Cuántos estudios científicos hacen falta para convencernos de que todo esto no nos conduce a ser más felices en el trabajo y rendir más y mejor?

No ayuda tampoco que los descansos o las pausas en el trabajo se destinen a obtener “compensaciones emocionales”, ya sea a través de la comida, la bebida, snacks, actividades personales, etc. Que esto ocurra en alguna ocasión puntual, puede ser. Pero si es un hábito, si es recurrente, estaremos generando la química del cuerpo que nos ayuda sentirnos mejor, pero será algo momentáneo, y, además, no estaremos soltando las tensiones ni las energías atrapadas en el cuerpo, no estaremos necesariamente saliendo del secuestro emocional de nuestra mente, y no estaremos reconectando con nuestra parte más esencial. El resultado es la incongruencia interna, causa de somatizaciones e incluso de enfermedades a la larga, sin contar con posibles problemas de relaciones familiares.

¿Cómo no deberían ser, entonces, las pausas en el trabajo o lo descansos? No conviene que sean, un día tras otro, espacios y tiempos de compensaciones emocionales. Ni tampoco ocasiones para “no hacer nada”. Aunque ello puede ayudar, no suele ser suficiente; se requieren prácticas activas que vayan más allá del mero “no hacer nada”.

Conclusión

Los descansos en el trabajo son importantes porque evitan la falta de disponibilidad del talento, ayudan a la salud, mejoran el bienestar y posibilitan la motivación y el sentido que provee la congruencia interna entre cuerpo, mente y espíritu. Evitar la falta de disponibilidad del talento es posible si los descansos en el trabajo se dedican a la gestión personal, poniendo en práctica la Competencia del Bienestar Personal y la Neuromeditación. Y la CBP no sólo ha de entrar en juego en los descansos, sino a lo largo de toda la jornada. A la disponibilidad del talento, entonces, no ayuda la búsqueda sostenida y crónica de compensaciones emocionales.